La venta de pacas de ropa usada en República Dominicana está impactando fuertemente las empresas formales de varias ramas del comercio y se habla, incluso, de que algunas de estas últimas han tenido que reducir operaciones.Las advertencias más pesimistas emitidas por empresarios dominicanos sugieren que “si la práctica ilegal de vender cosas usadas continúa, amplios sectores de la industria serán afectados, porque ya no se trata de los clásicos trapos que la gente compraba, sino que en las importaciones de esas mercancías hay de todo, incluyendo equipos modernos”.
De acuerdo a datos del gobierno de Estados Unidos, ofrecidos a elCaribe por los presidentes de la Organización Nacional de Empresas Comerciales (ONEC) y de la Asociación Dominicana de Industrias Textiles (Aditex) las importación dominicana desde Norteamérica (dentro del intercambio comercial entre ambos) a través del Capítulo 63 ascendió a US$29.6 millones en el año 2011, es decir, RD$1,095 millones. El Capítulo 63 se refiere al intercambio comercial entre ambas naciones de artículos textiles confeccionados, juegos y ropa usada, entre otros.
Uno de los puntos de referencia en el país, cuando de “mercados de pulgas” se trata es el ubicado debajo del elevado de la carretera Sánchez o kilómetro 12 de la capital, como comúnmente se conoce.
En ese lugar donde cada domingo confluyen personas de distintas zonas del país, se adquiere desde un simple pantalón usado o unos zapatos hasta un televisor versión moderna o un inversor eléctrico. Es decir, que la actividad alcanzó un nivel poco imaginado en el pasado, incluso, por quienes están envueltos en el negocio. Actualmente, también existen grandes edificaciones en muchos pueblos que ofertan estas mercancías, como si se tratara de un local construido para vender productos nuevos de la industria local. Ahí está justamente la preocupación empresarial, externada a través de Antonio Ramos, presidente de la ONEC, y Ricardo Koenig, de la Aditex.
Las estadísticas del gobierno norteamericano, que pueden verificarse a través de la Internet, indican que en el 2001 las importaciones de mercancías usadas registraban un valor de 9,006 dólares, mientras que para 2011 alcanzaron los US$29 millones. Varios industriales que pidieron reserva de sus nombres plantean que ese incremento de los montos podría ser el resultado de una flexibilización en la aplicación de la ley que prohíbe la entrada de ropa usada por parte de las Aduanas en República Dominicana. Aseguran también que las importaciones superan por mucho la cifra ofrecida por EE.UU., porque ésta se sustenta en las declaraciones de los importadores y estos no siempre ofrecen todos los datos, Mientras, Ricardo Koenig, cuando aborda el tema plantea que “este negocio ilegal le está dando durísimo a las empresas que trabajan formalmente y obtener información en los organismos oficiales es sumamente difícil”.
Refiere que no ha sido posible conocer a través de la DGA y el Ministerio de Hacienda cuál es la magnitud de la actividad. Tampoco ha logrado que el Ministerio de Salud Pública revele cuántos permisos ha otorgado autorizando la entrada de las pacas. Los fardos tienen distinto valor en el mercado, dependiendo de su contenido. Por ejemplo, una paca completa de ropa de niños cuesta entre 12 y 15 mil pesos, si es de suérter para adultos el costo oscila entre los 20 y 25 mil. La Ley 458, de 1973, prohíbe terminantemente la importación de prendas de vestir, ropa de cama y de mesa, puestos en desuso por clínicas, sanatorios, hospitales, o de procedencia indeterminada, traídos al país con fines comerciales y otras veces de beneficencia.
Negocio generador de conflictos
El comercio de ropa usada se originó en la frontera domínico-haitiana. Actualmente la importación dominicana procede también de otras naciones. Por Haití la actividad ha sido prohibida varias veces , pero los resultados han estado lejos de lo esperado. En julio del 2002 cientos de comerciantes dominicanos se quedaron varados con sus productos sobre el río Masacre y tuvieron que regresar, por las protestas debido a la prohibición de entrada de ropa usada desde el territorio haitiano.
En abril del 2009 la DGA revocó la medida que prohibía las pacas de ropas usadas. Miguel Cocco, a la sazón director de Aduanas, suspendió, al menos por un año la aplicación de la medida luego de reunirse con representantes de los vendedores, quienes le advirtieron sobre el descalabro económico que habría en Pedernales y otras zonas del país si se mantenía la veda.
Desde noviembre de 2010 República Dominicana mantiene de nuevo prohibido el comercio de ropa usada en la frontera con Haití para evitar la propagación del cólera, que para entonces la fecha citada había causado cerca de 1,000 muertes en ese país, según reportes oficiales.