Las predicciones científicas para 2016 son posiblemente menos halagüeñas de lo que se esperaba, si se toma en cuenta que científicos de la NASA han dicho que el fenómeno El Niño afectará de manera más intensa el planeta. República Dominicana no está a eso. El principal reto para los agricultores está en lograr producir más en menos cantidad de tierra y con menos agua, opinan conocedores de la cuestión.
Después de todo, República Dominicana no tiene agua para botar, como ocurrió quizás en el pasado. La nación cuenta con unas 34 presas, diseminadas por distintos puntos de la geografía, pero aunque el número parece elevado, resulta insuficiente para un país del tamaño de éste. Esas presas solo garantizan de manera segura almacenar entre el siete y el diez por ciento de las aguas que caen como consecuencias de las lluvias anuales, vengan éstas empujadas por fenómenos naturales (como ciclones) o de manera normal.
De las 34 presas que existen, unas 20 son de volumen considerable. Las otras, aunque no lo son, desempeñan funciones de valor. Lo ideal fuera que el país contara con el doble de las presas que tiene, dicen expertos consultados, entre ellos Julio Peña Rubio, encargado del Departamento de Distritos de Riego del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi). Las presas tienen cuatro funciones: se usan para riego, para consumo humano (para los acueductos en la jurisdicción donde están), para generación de energía y para control de inundaciones o avenidas. “Los agricultores están llamados a tecnificar más y a sustentarse en la transformación del sector. Hay que calcular cada paso antes de darlo. Adecuar la agropecuaria en la medida que los mercados nacionales e internacionales demandan es fundamental si se quiere conseguir un mayor avance”, ha dicho el ministro de Agricultura, Ángel Estévez, cuándo ha tenido que tocar el tema.
La experiencia reciente ha dejado una gran lección: En el año 2015 uno de los rubros de la canasta alimenticia más afectados fue el plátano. De esa musácea, en el primer semestre, solo en Peravia se vieron afectadas o bajo amenaza una 22,013 tareas, sin contar los daños sufridos en otros pueblos dominicanos, de acuerdo a datos de la Confederación Nacional de Productores Agropecuarios (Confenagro). De guineo se “estropearon” y en algunos casos se perdieron unas 21,980 tareas (en seis meses de 2015. Mientras, en el Cibao, una región altamente productiva y de tierras fértiles, hasta entre enero y junio de 2015 la producción de yuca cayó un 25%. Entre los afectados se cuentan otros rubros, porque a la sequía que afectó el país prácticamente no se le salvó nada.
Según estimaciones de la Junta Agroempresarial Dominicana de hace varios meses (hablando sobre el año 2015), en el subsector pecuario, las pérdidas a causa de la sequía rondaban el 30% de la producción de leche, y entre un 10% y 12% en la agricultura, en general.
Esperemos lo que viene
El director Indrhi, Olgo Fernández, informó ayer que se está preparando un informe detallado sobre el tema y adelantó que el balance de diciembre fue negativo porque fue un mes seco. Las proyecciones que se harán son hasta el mes de abril, a ver qué traerá el cambio climático, dijo Fernández. Cuando el funcionario habla de “preparar un informe”, no se refiere a que eso lo hará solo el Indrih, sino que es un trabajo conjunto donde participa la Oficina Nacional de Meteorología y otras agencias estatales.
En países como Colombia desde hace tiempo se generan pronósticos agroclimáticos a seis meses, como forma de dar cierta guía a los agricultores de hacia dónde deben ir. En República Dominicana ese es uno de los puntos en los que se sugiere estar claro también. En Colombia, por ejemplo, se han identificado los factores más limitantes de la producción de arroz, maíz y fríjol; se ha calculado la brecha productiva y se conoce qué se debe hacer para aumentar la productividad en 11 departamentos de ese Estado.
Entre las sugerencias para República Dominicana se incluyen las de crear opciones tecnológicas para producir de manera sostenible. Eso es que a través de evaluaciones en fincas, se identifiquen las tecnologías que permitan producir arroz con menos agua, papa con menos fertilizantes y carne con menos emisiones de gases de efecto invernadero, manteniendo o superando los actuales niveles de productividad.
Benítez dice Cuba tiene menos ríos y más presas
Como parte del debate sobre el cambio climático, también se plantea la necesidad de generar variedades resistentes al Niño y a la Niña. Eso significa evaluar materiales de siembra por varios ciclos para arroz, habichuelas y yuca, entre otros, en situaciones extremas de sequía o exceso de lluvia. El presidente ejecutivo de la JAD, Osmar Benítez, asegura que el hecho de que la situación se haya tornado crítica en casi todas las zonas productivas del país cuando ha habido sequía, evidencia la falta de represas o grandes lagunas para almacenar agua. Pone como ejemplo a Cuba, país “con menos ríos que el nuestro”, pero que cuenta con alrededor de 204 presas, frente a 39 que hay en RD (El Indrhi dice que son 34).